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Mostrando las entradas de junio 20, 2005

Desobediencia debida

Absurdo es el tiempo. Absurda toda pena. Absurdo todo desasosiego. Aún así. Cargamos de sentido los instantes. Cocinamos nuestro caldo lentamente. Aprendemos las lecciones de memoria. ¡Y nadie se rebela ! Digo, rebelarse. Más allá de los ecos aislados De pobres imitaciones. Muy lejos de los lugares Que vieron nacer a Utopía. Digo, rebelarse. Olvidar toda fórmula. ( Incluso que escribías para asirte al sentido). Luego, todo lo contrario. Digo, rebelarse. No dormir jamás. No contar los versos. Ni las páginas. Hallarse naturalmente En el espacio creado. Rebelarse, digo. Que el poema sea La forma completa De un cuerpo : Una sinfonía. Que el poema sea Un haz de diferencias Incompletud. Fragmentación. Estridencia.

Un rincón lejos del asco

No es posible arder hasta las últimas consecuencias. No ahora. No aún. Porque la búsqueda de palabras se vuelve sedienta se torna garra que escarba en mí. Porque no cualquier palabra sino las que hablan el silencio El terso. El acendrado. El de las superficies lisas y geométricas y en paz de mi arcano sueño. Porque este aferrarme justamente a tu silencio esta paradoja de buscar en vos que no lo lograste sino sin vos. Dejándonos aún más solos con tu ausencia con tu hueco y tu frío de un para siempre incomprensible. Porque si no escribo/si no vivo si no digo los fantasmas toman de mí lo reducen todo hacen que perezca la parte mía que alberga estrellas.