Entradas

Mostrando las entradas de agosto 1, 2010

Nombre falso

A veces pienso en un seudónimo. Pero recién se me ocurrió que no necesito uno. Ya que mi apellido escrito correctamente es un seudónimo. Mi propio nombre es un seudónimo. Firmo con un nombre inventado. Documentos y registros pertenecen, en realidad, a otra persona. Si firmo con mi verdadero apellido, no lo aceptarán, dirán que es falso. Sin embargo, camino por la vida con un nombre falso. No tengo hermanos, ni primos, ni parentela numerosa. Soy Guilio. Un brindis descuidado le derribó algunas letras y erigió otras en su lugar.

Retrato de bienal

Mirás una escultura, exactamente junto a mí, aún no me ves, tenés la leve sonrisa dulce de siempre… Pero que no logra sobreponerse, como antes, a la mirada triste… Cuando me ves, por un instante hay ese antiguo destello en tus ojos, el que te iluminaba el rostro, ahora también, pero es fugaz, como ese intento de abrazo… que no llega a darse… En algún momento de nuestra “gira” alrededor de las esculturas –bastante feas- te agarro de un brazo y te ubico frente a la única – a mi modo de ver- rescatable, para sacarte una foto. En otro momento, te digo, a boca de jarro, que tenés casi todo el pelo blanco, que no te queda mal, te digo, pero si no pensás … ( digo yo así con puntos suspensivos) teñirme ( decís vos) –se produce aquí un curioso contrapunto espontáneo, que es perfecto, es ese entendimiento surrealista o subterráneo, conexión, fluido energético entre las dos- más… (termino yo). No te queda mal, en mi corazón, nada te queda mal.
hoy me leés al otro lado del mundo, en ese diálogo que no terminará mientras dure nuestra vida… y quizá más allá , continúe, en pura esencia en el aire ligero: nuestras voces y lo que alguna vez dijimos con el alma abierta… perdurarán…
aún hoy, pienso a veces, en qué palabras buscaba tu mirada, aquella noche. imagino encontrarlas para dárselas, a tu mirada, de aquella noche. aunque tal vez ella no requería palabras, sino abrigo, un lugar a cubierto de tanto espanto. y yo, aún hoy, confundo las palabras con el amparo, con el refugio.
estamos detenidos en un mar de hielo. atascados. helados hasta los huesos. aquí no se vislumbra luz ni calor. aquí todas las primaveras danzan lejos, tanto, que ya ni se recuerdan. pero es eso lo que buscamos: el olvido, de toda felicidad y de toda espera. hasta lijarnos el alma con las piedras. ser grises, confundirnos con la niebla
estas ganas de arrojarme a la locura golpean con fuerza, con la contundencia de una maza compacta desprendiendo lo aprendido hasta hoy, desaprendiendo lo que no soy: horarios, convenciones, invalidez, senectud. hoy soy, gracias al trabajo paciente de la costumbre de vivir, herrumbre a flor de piel, óxido de mirada que alguna vez fue pura e intentó la inocencia de traducir en palabras lo que veía. pero aún soy corazón andante. con un ancla de plomo atravesándolo y tirando hacia el abismo. no sé de qué ángel saca fuerzas y a cada día le disputa su porción de luz. el dilema de la partida no fue resuelto.