De flores y frutas...
Desde los mapas inciertos de nuestros eternos laberintos. Desde la decisión feliz de inventarnos un cambiante pasadizo. Desde el tiempo líquido sin memoria y sin espejos Hasta la cronología obsesiva, numerada, auditiva, tan ilusoria como la historia de las mitades predestinadas que indefectiblemente se hallan, aunque luego, no se den por enteradas. Desde el puerto seguro donde hay libros, gatos, y tu abrazo al dormir Hasta la desconfianza hacia toda simbiosis perfecta. Desde que comencé a esperarte... Hasta llevarte conmigo al espacio tan poco común en el que a veces, me da por guarecer los matices más inauditos de cada atardecer.