Septiembre 29
He querido dejar de tener miedo y me he entregado al cansancio de esta noche, donde toda sombra intenta cerrar mis ojos, abiertos, de pura oscuridad. He querido dejarme olvidada en algún recuerdo convenientemente feliz, en ordenados cajones de días laborales, seniles, estériles. He querido que este cuerpo y esta cara y este nombre encajen en este mundo en esta vida. He querido distraerme, obviarme, premeditarme una sordez absoluta a los incesantes gritos -mejor alaridos- indeciblemente más fuertes que mi dolorosa actuación. Hemos querido esta noche mi tristeza y yo mirarte hasta las últimas consecuencias... ... Y dejar que la pureza del dolor desbarate sus pétalos de fragancia inconfundible.