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Mostrando las entradas de enero 4, 2011
“ Predilección evanescente” Lo verde. Lo apacible. La llanura. Las parvas. Está bien. ¿Pero el humo? Más que nada, que todo el humo el humo el humo Oliverio Girondo El humo El primer y leve chisporroteo incandescente al encenderlo la primera bocanada de humo hasta lo hondo del pecho, y luego expelerlo lentamente… las volutas azules danzan un momento y se desvanecen al aire de la noche Tibio y áspero beso de papel y tabaco Placer insustituible Para todas las esperas las miles de horas con el mismo nombre Fundirme en tu crepitar suave de ceniza ligera tu olor amarronado tu sabor a
27.10.10 Morir de pequeñas muertes. Sentir. (Aunque jamás te haya tocado) Sentir-te En todo el cuerpo, en cada centímetro de piel. En mi deseo recién nacido, abierto y mojado con tu recuerdo. Mi cuerpo Hoja verde pequeña estremecida en la brisa matinal. Vos, tu voz en el teléfono Gota de rocío deslizándose destellando su silueta de sol incipiente a lo largo de la nervadura de la hoja Meciéndose juntas, plenas, anhelando nada más que al infinito pretendiendo sólo fundirse con el cielo Pero regresar siempre, aquí. Y ser árbol y humedad y tierra. Luego la memoria hablará de este encuentro y transformará detalles, matices Ilusión de retener cada latido del corazón minutos, segundos, antes de coincidir. Y el latido preciso, de ambas, al decirnos “hola” por primera vez.