27.10.10

Morir de pequeñas muertes.
Sentir.
(Aunque jamás te haya tocado)
Sentir-te
En todo el cuerpo, en cada centímetro de piel.
En mi deseo recién nacido,
abierto y mojado con tu recuerdo.
Mi cuerpo
Hoja verde pequeña estremecida
en la brisa matinal.
Vos, tu voz en el teléfono
Gota de rocío deslizándose
destellando su silueta de sol incipiente
a lo largo de la nervadura
de la hoja
Meciéndose juntas, plenas,
anhelando nada más que al infinito
pretendiendo sólo fundirse con el cielo
Pero regresar siempre, aquí.
Y ser árbol y humedad y tierra.

Luego la memoria
hablará de este encuentro
y transformará detalles, matices
Ilusión de retener
cada latido del corazón
minutos, segundos, antes de coincidir.
Y el latido preciso, de ambas,
al decirnos “hola”
por primera vez.

Comentarios

Anónimo dijo…
Es hermoso.
sandra.

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