Retrato de bienal

Mirás una escultura, exactamente junto a mí, aún no me ves, tenés la leve sonrisa dulce de siempre… Pero que no logra sobreponerse, como antes, a la mirada triste… Cuando me ves, por un instante hay ese antiguo destello en tus ojos, el que te iluminaba el rostro, ahora también, pero es fugaz, como ese intento de abrazo… que no llega a darse…

En algún momento de nuestra “gira” alrededor de las esculturas –bastante feas- te agarro de un brazo y te ubico frente a la única – a mi modo de ver- rescatable, para sacarte una foto.

En otro momento, te digo, a boca de jarro, que tenés casi todo el pelo blanco, que no te queda mal, te digo, pero si no pensás … ( digo yo así con puntos suspensivos) teñirme ( decís vos) –se produce aquí un curioso contrapunto espontáneo, que es perfecto, es ese entendimiento surrealista o subterráneo, conexión, fluido energético entre las dos- más… (termino yo).

No te queda mal, en mi corazón, nada te queda mal.

Comentarios

Anónimo dijo…
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