La  luz no sirve para escribir poesía,
          crea frágiles dientes de león
                     y  flores aterciopeladas efímeras,
(No  es apta para moldear las palabras
                     que necesito.)
         es una campana de cristal,
             que,  al agitarla,
reproduce una nevada en miniatura
con  cabañita al fondo.
Por más que he buscado,
mis palabras no están allí,
en la tornasolada claridad
                       del  día.
En  cambio
he tenido que socavar(me)
                           horadar(me)
los  barbechos quebradizos de la pena
la greda marmolada y maleable de la tristeza
el  humus  fecundo e incubador de mis noches
                                        más cerradas
En  mi excavar  doy , a veces,
con  vetas enceguecedoras  de diamante
o  con piedras gastadas, milenarias …
con  roca volcánica
agujereada  de pequeños túneles
deshabitados de lava.
Mis palabras están hechas
de elementos subterráneos,
evidencia  de destello,
no  franca claridad,
insecto de luz intermitente,
no  limpidez azul.
En  la incertidumbre de las sombras
puedo  delinearlas,
recorrer  con la yema de los dedos
su  corteza  inconfundible.
Descubrirlas ,
para  rescatarlas

de su aterida soledad.

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